El gerente Comercial y Operaciones de Embalse Convento Viejo dio a conocer su mirada respecto a la labor del PTI AgroTerritorio en el valle Nilahue. Además, habló de eficiencia y seguridad de riego, y compartió su visión a corto y largo plazo del rol de ECV para el sector.

A instancias del segundo año desde su puesta en marcha, el PTI AgroTerritorio continúa su labor de apoyo al desarrollo agrícola en 5 comunas del secano interior de la región de O´Higgins, Lolol, Paredones, Santa Cruz, Pumanque y Peralillo. Para así consolidar un ecosistema productivo, con un enfoque tecnológico, de innovación, desarrollo e inversión.

En esta línea, el proyecto financiado por Corfo se reunió para conversar e intercambiar ideas con José Antonio Aldunate, gerente Comercial y Operaciones de Embalse Convento Viejo, miembro de Consejo Estratégico del PTI y uno de los actores considerados relevantes para un desarrollo territorial integrado.

¿Cuál es su opinión de ECV en respecto a iniciativas como PTI AgroTerritorio?

Es primera vez que me toca participar en una iniciativa de este tipo, veníamos escuchando que CORFO hace varias temporadas estaba buscando la forma de entregar recursos con foco en el valle Nilahue y, a la vez, apoyar a los agricultores. Creo que es una muy buena iniciativa, entiendo que son 3 años inicialmente, la idea es sacar el máximo provecho y poder mostrar resultados, de este modo se puedan generar varios tipos de PTI.

¿Cuál es su opinión respecto a replicar el PTI en nuevos sectores que hoy no llega ECV para potenciar el desarrollo agroalimentario del país?

Es clave hacer una marcha blanca, pero es fundamental recorrer el camino largo, de este modo tener los aciertos y caídas que conllevan este tipo de proyectos, de modo de tener un producto probado para extrapolarlo a otros sectores. Creo que iniciativas de este tipo hay que entenderlas bien desde el punto de vista del agricultor, quien es el usuario final y el beneficiado. Fundamental es la evaluación posterior para entender, qué funcionó bien y lo que no, y de esta forma poder reformular los objetivos. Son iniciativas que tienen que replicarse a todo nivel de país. Pero insisto en que deben estar probadas.

En lo general la zona de estudio se componen de comunas con un grado dispar de desarrollo agrícola. Santa Cruz, Lolol y en algún grado Peralillo, son áreas de agricultura moderna, mientras que Pumanque y Paredones y una porción considerable de Lolol son comunas que recién dan los primeros pasos hacía una agricultura de riego. ¿Cómo colabora ECV al PTI para disminuir en estas brechas?

Considero que las brechas se han reducido bastante, cuando se abrió el túnel e ingresó agua del Embalse Convento Viejo, al valle Nilahue, habían alrededor de 5.500 ha de agricultura bajo riego, hoy estamos cerca de las 13.500 ha. Muchos de los agricultores de las zonas mencionadas y en especial en el sector del Valle de Nilahue han hecho cambios positivos en producir con tecnología. Creemos que ECV está ejerciendo un papel fundamental para que los agricultores tengan seguridad de riego y así, aprovechen el recurso, generen proyectos que sean eficientes en cuanto a riego y rentabilidad, somos parte de eso. No solo somos una empresa que almacena el agua en el Embalse y la transporta al sector en que se está usando para la agricultura, sino que detrás hay una empresa que está preocupada de que haya eficiencia y uso responsable del recurso. Estamos participando en la pequeña y mediana agricultura campesina y la gran agricultura de la zona.

José Antonio Aldunate, gerente Comercial y Operaciones ECV y miembro del Consejo Estratégico del PTI.

El estudio inicial del PTI reflejaba que la zona tiene un bajo nivel de asociatividad, y Formación productiva de los agricultores ¿Cómo creé que la asociatividad mejoraría el desarrollo del territorio?  

Es una buena pregunta, considero que los usuarios de esta obra pueden retribuir al Estado aportando por ejemplo en fomentar la asociatividad, con eso me refiero a generar Juntas de Vigilancia y comunidades de riego.  

Embalse Convento Viejo cuenta con 135 km de canales construidos, además los Esteros (Lolol, Nilahue y Quiahe) principalmente. Actualmente tenemos 7.450 usuarios y un potencial exponencial de integración. Entonces claramente todos esos sectores (en las que también trabaja el PTI) tienen que unificarse en cuanto a criterios que ellos deben definir, ya sean; cultivos, hectareaje, métodos de riego, etc. Este paso, conlleva a que haya una organización, y al haber una organización hay un control interno, hay una preocupación más por el agua, y esto lleva a la evolución. Se puede ver por ejemplo en la Junta de Vigilancia del estero de Chimbarongo, o Junta de Vigilancia las Toscas. En Lolol y en el valle Nilahue hoy no existen estas organizaciones, nosotros creemos que es fundamental, y una de las líneas del PTI es forjar esa instancia, aprovecharla y hacerla en un corto plazo.

Por su parte, se reflejó la existencia de brechas tanto a nivel zonal como a nivel comunal sobre el uso del agua (Extracción de agua por equipos o sistemas no sustentables; desconocimiento de volúmenes requeridos; bajo uso de programación de riego; no contar con organizaciones de gestión del recurso hídrico). ¿Considera que la capacitación de los usuarios y el desarrollo de actividades es esencial para romper con este patrón?

Es fundamental. En mi opinión, para poder hacer esa capacitación eficiente y que tengan frutos en las agrupaciones, hay que tener los objetivos de cada uno de los segmentos bien definidos. Por ejemplo, en la Agroindustria, donde los productores de tomates tienen un objetivo aumentar el rendimiento por hectárea, la capacitación tiene que enfocarse en dicha necesidad. Se debe “generar este traje a la medida”, que puede ser muy distinto para el productor de fruta, de nogales o de ciruela deshidratada, entre otros. Por último, hay que identificar bien los nichos y en base a esos nichos generar las capacitaciones que sean acorde a las necesidades reales.  

Todas las comunas poseen un escaso nivel de desarrollo, explicado en la escasa seguridad hídrica que han tenido tradicionalmente, en la poca eficiencia en el uso y gestión de recursos hídricos, en el poco uso de herramientas y/o recursos tecnológicos en sus procesos productivos, en la lejanía de los centros urbanos nacionales y regionales, y por la distancia que presentan estos territorios de la Panamericana Sur. ¿Considera que la labor del PTI y de ECV podrá incentivar la inclusión de técnicas más resilientes y que produzcan un mejor aprovechamiento del agua, dejando de lado las prácticas tradicionales?

Sin duda, creo que, dentro de las líneas de trabajo del PTI, en estos primeros 2 años se generarán las líneas base y mediante estas se trazará el camino a seguir. Es como el trabajo en frutales, para sacar la primera producción pueden pasar 3 o 4 años. De ahí, a generar rentabilidad o pagar tu inversión pueden pasar 8 o 9 años. Entonces, en estas instancias que se están generando somos actores fundamentales, pero no se puede pensar que estas instancias de apoyo se deben quedar en el segundo o tercer año, hay que pensar a 10 años de trabajo y, sacar tal vez generaciones de agricultores que hayan pasado por este proceso. El agricultor y nosotros como personas debemos pasar por un proceso de aprendizaje, no es del día a la noche.

Las aguas del Embalse Convento Viejo.

Dado que ECV es un ente que ha permitido el desarrollo del territorio, ¿cómo ve el aporte de ECV en el futuro, tanto a corto como largo plazo?

Esta Concesionaria estará hasta el año 2037, es un proyecto para muchos años más. A corto plazo, continuaremos la senda de generar seguridad de riego, se necesita, hemos visto que los años son muy cíclicos en el tema climático y, sabemos que viene un cambio climático del norte hacia el sur. Por este motivo, debemos fomentar la eficiencia y cuidado del recurso hídrico.

Continuaremos en esta senda, apoyando a nuestros agricultores, que entiendan que estamos aquí para hacer un bien y apoyarlos en su negocio, en su agricultura, en su objetivo.

Y en el largo plazo, que se replique esta obra como Convento Viejo, en otros lugares del país. Este Embalse es de la sexta región, pero no es la única con este problema, la quinta, séptima y la metropolitana, y quien sabe si en el futuro se sumaran regiones a la lista, por lo que debemos guardar aguas de invierno, las que se recolectan desde los primeros días de abril o mayo, hasta que uno pueda almacenar, dependiendo de las cuencas, idealmente hasta los primeros días de noviembre. Fundamentales para mitigar la escasez de los meses de diciembre enero y febrero, por ello es importante.  

A futuro tienen que haber réplicas de estas iniciativas, crear comunidades, asociatividades, proyectos de apoyo, por ahí veo el futuro de este proyecto.  

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